El estudio consistía en recoger datos de 751 alumnos, tales como su edad, sexo y nivel de desempeño en matemáticas, lectura y escritura en el inicio y el final de un año académico.
En segundo lugar se evaluaba el diseño del aula de clases, teniendo en cuenta parámetros tales como la orientación, la luz natural y el ruido, la temperatura, la calidad del aire y el color, fueron evaluados. Esta evaluación integral incluyó tanto el diseño como factores de uso del aula y para identificar lo que constituye un entorno de aprendizaje eficaz.
El profesor Peter Barrett, autor principal del estudio, explicó la importancia de una declaración anexa a su publicación: “Desde hace tiempo se sabe que los diversos aspectos del impacto ambiental incorporado en las personas en los edificios, pero esta es la primera vez que una evaluación integral se ha hecho que enlaza con éxito el impacto global directamente al aprendizaje de las tasas en las escuelas. El impacto identificado es en realidad mayor de lo que imaginamos y el equipo de Salford está a la espera sobre la base de estos resultados claros.”
Con estos resultados tan prometedores, el estudio continuará durante otros 18 meses y analizará otras 20 escuelas en diferentes zonas del Reino Unido.
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